El fin del capitalismo por
José Loskyn (psicoanalista, UBA)
Ya no te quejás tanto, aceptás cosas que antes ni a palos hubieras aceptado. No solamente no salís de tu casa y casi no salís de tu habitación, sino que comés casi siempre lo mismo y hasta casi te olvidaste de lo que era degustar una comida. Si vivís sin familia o pareja, terminás hablando solo o pensando solo y no te hacés problema, te parece parte de tu nueva vida. Trabajás mucho menos, o casi nada, o nada; pero igual la plata ya no tiene el mismo significado. Lo poco que hay lo tenés en una cuenta y con eso te pagás la comida básica que comprás en el super, algunos pocos elementos de limpieza, y punto. No hay más restaurantes adonde ir, ni cine, ni bares, ni alcohol, ni drogas, ni shoppings. La ropa perdió importancia, andás como un croto por tu casa y mientras arrastras las medias viejas por el suelo vas limpiando el polvo acumulado en el piso. ¿Se te caen algunos dientes? Los odontólogos no trabajan más, así que comés lo que podés masticar. Por otro lado la autopercepción de la salud cambió drásticamente, la semana pasada un ejecutivo médico de una clínica porteña preguntaba a los gritos “adonde están los infartados”, tal vez porque se mueren en su casa y le ponen el sello de Covid, o porque simplemente la gente casi no se anima a sacar un turno. El amor se ha vuelto platónico, y tal vez sea una ventaja. ¿Tenés el pelo largo? Ya vas aprendiendo a cortarte solo, primero los costados, después arriba, y al final ensayás unos tijeretazos en la nuca. Estamos viviendo en modo paleo, así como hay una dieta paleo, esta es la vida paleo, hombre de las cavernas con conexión y sobreinformado, y lo que se lee en los diarios refuerza la idea de que está todo muy peligroso y que lo mejor que te puede pasar es quedarte adonde estás. El único problema sería que te pare la policía cuando estás yendo al super y por alguna confusión al ver tu aspecto de loco te manden al psiquiátrico, pero cuando llegás ahí comprobás que están vestidos de una manera parecida, y tienen las mismas manías que vos. Te das cuenta sin embargo en un momento de lucidez que este es el verdadero fin del capitalismo, finalmente ha terminado por crear su propia autodestrucción, de una manera que nadie, ni Marx, ni nadie, hubiera podido imaginar.
