Hace años, en tiempos del menemismo, expresé la frase: Es la economía, estúpido.
A los pocos días, porque el Gran Hermano tiene más años de los que se piensa, estaba en boca de un excandidato presidencial norteamericano, que llegó a Prescindente gracias a su marida perdonadora de las mamadas de Lewinsky y futura candidata del partido Demócrata.
Ya sé, no me digan nada: no lo creen, no hay pruebas, es mi palabra, me lo estoy inventando, estoy loca, y también pueden probar con los insultos del pauperismo intelectual típico de los defensores de corruptos y mafiosos… me da igual. Si hay dictadores en el mundo es porque sobran los imbéciles que solo creen en lo que ven y tocan (si es dinero, mucho más).
Mamá mona se cansó de bananas verdes.
Tapa y contratapa de mi próximo libro: CETRERÍAS O CORDERO DE DIOS
Lo que no están viendo los fanáticos de las clases online son los perjuicios y la discriminación con los que menos tienen. Y lo que parecía que era una pequeña escala se convertirá en un modus operandi para crear más analfabetos funcionales y empobrecernos cada día más. Por algo, el Congreso hizo una inversión millonaria para sesionar a distancia. Ni representantes legales vamos a tener.
Hoy vuelvo con este esquema: ES LA DICTADURA, ESTÚPIDO. Y a quien lo le guste, que se tape los oídos y siga buscando extraterrestres en el espacio exterior.