domingo, 10 de mayo de 2020

128- ¿De qué hablamos cuando hablamos de dictadura?

De qué hablamos cuando hablamos de dictadura?

Del muro de Justo Serna 




La dictadura es aquella forma de gobierno en que el poder está concentrado en una persona o en un número reducido de personas. Mientras dura el mandato, el poder ejecutivo es irrevocable.

En la Roma clásica, en la Roma republicana, que es cuando nace esta forma de gobierno, la dictadura es una institución extraordinaria y provisional (de duración limitada), a la que se recurre en circunstancias extremas o en situaciones de emergencia.

Eso sí, que se acepte el mando de un dictador obliga a este a seguir los procedimientos debiendo actuar dentro de los límites definidos legalmente.

Insistamos: la dictadura es una fórmula política que tiene sus orígenes históricos en la práctica del Senado romano: en caso de guerra o estados de máxima necesidad, la institución dota de poderes absolutos a un nombre a quien designa por sus cualidades.

Y ello durante un lapso determinado sin que por esto quede derogado el ordenamiento político existente. Ya se sabe: el dictador es nombrado para un cometido preciso y sus poderes son muy amplios pero no absolutos o ilimitados.

Aceptamos por convención que la primera dictadura modern a es la jacobina, la dictadura de Robespierre en Francia (1793-1794).

Se diferencia de las anteriores por disponer de un amplio repertorio de recursos y métodos para así ejercer un control absoluto, algo propio de un Estado centralista.

Se caracteriza igualmente por contar con el apoyo de las masas, de ciertas masas que se hacen bien presentes, que se movilizan, en este caso espoleadas por la idea de la soberanía nacional.

Se caracteriza también por la gran concentración de poderes en el ejecutivo en detrimento de los poderes legislativo y judicial.

Así fue teorizada por Carl Schmitt que la presentó como la alternativa conceptual de la democracia. La obra más destacada de Schmitt sobre este asunto fue ‘El concepto de lo político’ (1932).

En el lenguaje político de todo tiempo hay un indicio preocupante: cuando los adversarios toman al contrario como enemigo, entonces la retórica deja paso a la guerra, a cierto tipo de guerra.

Diferenciar entre amigo y enemigo era, al decir de Carl Schmitt, lo distintivo de la política.

En su concepción, el Gobierno tiene por objetivo aunar a los ciudadanos del Estado para emprender una directriz determinada. En la teoría de Schmitt no hay lugar para la disidencia.

El "enemigo", añade, solo es "un conjunto de hombres que siquiera eventualmente, esto es, de acuerdo con una posibilidad real, se opone combativamente a otro conjunto análogo".

Dice este autor que frente al contrario, el oponente siempre puede extremar el conflicto: comenzar una guerra.
(...)


La dictadura se define por vulnerar la división de poderes, por ejercer arbitrariamente el mando en beneficio de una minoría y por carecer de un consenso mayoritario y explícito de los gobernados.

Aunque, eso sí, la dictadura suele organizar referéndums para legitimarse y para provocar adhesiones gracias al sentimiento oceánico de la masa.

En la teoría y en la práctica, la dictadura es mando unipersonal, el que ejerce un jefe máximo, una figura dotada de alguna cualidad que la hace especial o irrepetible y sobre todo una figura que dispone de ambición de poder y una coalición de adherentes.

Se le enaltece u ordena que se le enaltezca presentándose o presentándolo como alguien que se sacrifica por la patria o la nación sin esperar contrapartida alguna.

Se le enaltece u ordena que se le enaltezca por ser capaz del mayor libramiento: entregar la propia vida por su pueblo, cosa que lo hace especial o incluso sobrenatural, dotado de aura o carisma.

El origen de su poder procede de la lucha que ha emprendido, procede de una situación extraordinaria de combate, situación que lo aúpa y que lo legitima por la fuerza.
En ocasiones, no solo es vitalicia: el dictador se presenta como el primer mandatario de una dinastía, pues espera perpetuarse en otro tirano elegido o ungido, otro tirano próximo o de su parentesco.

La dictadura puede llegar a contar con un apoyo social amplio y hasta mayoritario, un consenso que nace del dominio, de la represión, del miedo, de la sujeción, de la aceptación resignada del mando que se impone y del reparto de incentivos: desde la clientela hasta la venalidad, pasando por la cooptación, que lleva a formas distintas de colaboracionismo.

En todo caso, la dictadura se caracteriza por negar la posibilidad de oposición. Se caracteriza, en fin, por impedir cualquier disentimiento o disfrute de poder a sus rivales. No hay partidos que seriamente puedan oponerse.

Si el grado de la presiones y represiones busca la aniquilación del contrario (adversario y finalmente enemigo) y si además el régimen dispone de una doctrina elaborada que justifica y respalda la dictadura, entonces estamos ante un sistema totalitario.

En el XX, ese siglo de dictadura de distinta cronología y duración, y de acuerdo con lo anteriormente dicho, los historiadores, politólogos y sociólogos han establecido tipologías de acuerdo con distintos criterios, entre ellos el de la naturaleza del poder, el del grado de su capacidad coercitiva y el de las posibilidades de penetración en la sociedad (de dominio de la sociedad civil).

Según esto podemos diferenciar entre dictaduras (o fases de dictaduras) de naturaleza totalitaria y autoritaria.

En este último caso, los métodos empleados son tradicionales, como la policía, el ejército, la burocracia y la justicia, y suelen tener escasos medios de penetración en la sociedad.

Es más, esas dictaduras autoritarias no tienen por meta el dominio absoluto de la sociedad: al menos no tienen por objetivo crear un hombre nuevo o transformar enteramente su naturaleza.

En cambio, en los regímenes totalitarios, además de los medios tradicionales, la dictadura (o el dictador) utiliza esos viejos recursos aparte de otros diferentes.

Hay unas metas primordiales: la creación de una sociedad nueva que se fundamenta en una patria ideal y en un pasado imperial; la invención de un hombre nuevo, libre de los vicios ancestrales, libre de las cargas y viejas prácticas de los sistemas parlamentarios, débiles y corruptos.

En ese objetivo, el instrumento principal es el despliegue del partido único y sus organismos de choque y encuadramiento. Así, el partido único, que fue de cuadros o de milicia, se convierte finalmente un partido de masas, con la población sometida y asignada a organismos jerárquicos, partidistas o paramilitares...

127- Conspiranoides o conspiranoicos.




¿Vieron el video de el gato Sylvestre hablando del NUEVO ORDEN MUNDIAL y mintiendo de nuevo sobre el papa Francisco?


¿Será otro conspiranoide conspiranoico o están empezando a explicar lo que ya sabemos desde el primer día?


MIRÁ MI VIDEO DEL PRIMER DÍA DE LA CUARENTENA, EN YOUTUBE. 





¿Cuándo los políticos y la prensa oficialista te tratan como a un imbécil, te sentís un poco imbécil, moderadamente imbécil o muy imbécil?


126 - ES LA DICTADURA, ESTÚPIDO

NEGOCIAN EN EL SENADO LAS SESIONES VIRTUALES.





Vinieron por todo.

¿Tanto les cuesta a 78 Senadores desplazarse y sesionar con barbijos y guantes=

LOS REPRESENTANTES DEL PUEBLO SON DE TODO MENOS REPRESENTANTES DEL PUEBLO.


¿Y si esto de la cuarentena se termina en junio, se justificaba tanto gasto?

ES LA DICTADURA, ESTÚPIDO.




Uffffaaaaaaaa. ¿Cuándo abren las peluquerías?

(la foto es anterior a las elecciones de Alberto Fernández, pronosticando como bruja, el advenimiento del Nuevo Orden Mundial=




Un recuerdo que me trajo Facebook del 2021, dos años después.

 H ola, querida gente. Permiso. Soy Lu. La pandemia me mantuvo ocupada y preocupada por la situación política argentina, donde llegué por p...